Respiración Gamma (G-Breath)



La respiración es un puente entre el cuerpo y la mente.

Es un proceso fisiológico indispensable que puede suceder de manera automática, como la mayor parte del tiempo, pero también se puede hacer voluntaria y conscientemente.
En consecuencia la manera como respiramos pude modular el estado emocional mental. De ahí su gran importancia como herramienta para
tomar las riendas de nuestro estado.
Es un excelente complemento para cualquier proceso de psicoterapia o tratamiento psiquiátrico.
Esta increíble respiración activa las ondas Gamma en el cerebro. Este estado cerebral se relaciona con un alto funcionamiento mental y físico (peak performance), creatividad, relajación muscular y emociones positivas en general.



La Respiración Gamma o G-Breath, junto con sus variantes, fue desarrollada por Cory Herter. Esta respiración funciona como un botón de "reset" en tu cerebro, conduciéndonos de un estado de agitación, depresión, ansiedad, disgusto o colapso, hacia un estado de mayor calma, claridad y presencia.
Para un máximo beneficio, inhala por 3 segundos, llenando completamente los pulmones, y luego exhala por 3 segundos, vaciando completamente los pulmones.
Al final de la respiración puedes sentir un poco de mareo; es normal y debería pasar completamente en un par de minutos.






Segunda parte:

Respiración Gamma en Onda (G wave Breath)

Esta respiración es una variante de la "G Breath" y se puede presentar como una continuación de la anterior, siendo esta más extensa (21 respiraciones) y más intensa en su efecto, requiriendo además una concentración más focalizada para llevarla a cabo. 

He aquí el vídeo explicativo:



El FIN de la violencia


Quiero que examinemos la verdadera naturaleza de la violencia, y de su solución, la cual, como se verá más adelante, está dentro de cada uno.

Sí, dentro, no afuera!
Cada día los medios masivos de comunicación abundan en noticias que hablan de violencia, en sus múltiples formas. Toda esta información abre muchas preguntas, sin embargo, no hemos escuchado aún la respuesta a  cuál es el camino de salida de un mundo con violencia, hacia un mundo con amor.
Para ello, es necesario, de manera ineludible, dejar de dar por sentado nuestro actual modelo de referencia, también llamado Sistema de Pensamiento.
Pues sabemos que es nuestra manera de pensar, evaluar, y juzgar las cosas, aquella que determina los sentimientos que alguna situación, persona o cualquier parte del mundo nos provoque.
Los pensamientos y conscuentemente los sentimientos, definen las conductas visibles o respuestas que damos al medio que nos circunda.
Cuando estas conductas o maneras de responder se repiten, se vuelven hábitos, lo cuales definen un carácter o una personalidad. (lo que cotidianamente llamamos nuestra “manera de ser”).
Finalmente esta manera de ser, o actitud básica para estar-en-el-mundo, es lo que sella nuestro destino.
Pues el mundo que vemos allí afuera, cual reflejo en un espejo, responde y nos muestra los resultados de nuestro sistema de pensamiento.
Es por ello que la única solución definitiva a los “Problemas” que vemos allá “afuera” en el mundo, consiste en transformar nuestros pensamientos acerca del mundo, nuestra manera de ver.
Desde mediados del siglo XX, la física moderna, específicamente la física cuántica, ha constatado el hecho de que el simple acto de observar un fenómeno, afecta los resultados del mismo. Es decir, que el observador no puede ser considerado como algo aparte de la realidad que está observando. Somos inseparables de la realidad que observamos. En consecuencia, la percepción no es algo personal que sólo nos atañe a nosotros mismos como individuos aislados, sino que afecta directamente lo percibido. No somos los únicos que experimentamos los efectos de nuestra manera de ver; no existen pensamientos neutros.
En base a lo anterior, es necesario atender nuestra a percepción como factor causal del “problema” de la violencia.

Afortunadamente hemos sido dotados de un regalo: el Libre Albedrío.
Gracias a ello, tenemos libertad de cambiar nuestro sistema de pensamiento, escogiendo otro diferente.
Los lentes para percibir el mundo pueden ser sólo dos, y no pueden ser simultáneos. Podemos ver desde la creencia en la separación, o desde la unicidad (entendida en el sentido de que todo es una sola unidad, sin divisiones).
En un lenguaje religioso, se puede llamar esto como estar separado del creador o ser uno con él.
Se refiere por un lado a la idea básica de que existes aparte del mundo, un mundo amenazante del que debes protegerte. El sentimiento aparejado es siempre el miedo. Esta modalidad se establece y mantiene en virtud de los juicios que estamos constantemente haciendo y los pensamientos de ataque (atacar o ser atacado) que suelen poblar nuestras cabezas.
El otro marco de referencia es el de la unidad o unicidad, es decir, el reconocimiento de que estoy unido(a) con todo lo que existe, y que no hay línea divisoria entre yo y el otro. El sentimiento aparejado es el amor. Podemos entrar en este modo, a través de no hacer juicios y reconocer que no sabemos lo que realmente nos conviene, porque nuestros pensamientos no están neutros, sino que están distorsionados por nuestras percepciones erroneas. Es una elección que implica soltar el control y reconocer que no me creé a mí mismo, y que hay una inteigencia superior que sí sabe y que puede corregir mi Visión, siempre que estemos dispuestos a soltar nuestras viejas ideas férreas, y confiar en que no estamos solos y que nada que es real puede ser amenazado.
Desde el sistema de pensamiento que escogemos, se escribe el guión para un destino infeliz, o para otro  completamente diferente. El libre albedrío sólo nos permite escoger con qué lentes vamos a ver el mundo; el resto del guión sucede automáticamente.
El origen de la violencia está en nuestra mente, y no está realemnte afuera como solíamos creer. La famosa frase “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, es un ejemplo de esa libertad para elegir ver el mundo con los lentes del amor, aunque las circunstancias “externas” se estén tratando de violencia, de separación, de ataque, etc.
 Habitualmente la solución planteada es objetada con preguntas sobre los costos de adoptar un camino interior. Pues existen situaciones concretas y muy reales que necesitan ser atendidas en nuestras muy reales vidas. Pues bien, este enfoque no implica privarse de actuar. La idea central es que las conductas no son más importantes que el sistema de pensamiento que estamos adoptando por debajo de alguna conducta concreta.
También podemos encontrar objeciones de que alcanzar el “ideal utópico” puede tomar mucho tiempo. Sin embargo, esto no es algo a alcanzar el un futuro; es la única elección real que tenemos en cada momento, ahora mismo y siempre.



Imaginemos por un momento que aceptamos esta idea, y que nos dedicamos completamente a ver el mundo de otra manera, dejamos de alimentar juicios y pensamientos de ataque en nuestras mentes, y simplemente nos relajamos en la certeza de que todo tiene un propósito perfecto que descansa debajo de la apariencia que nuestra percepción le ha dado.
Imaginemos que al sostener esta decisión, todos los problemas y conflictos que parecían tener una existencia tan objetiva y persistente, se disuelven sin más dificultad, y de pronto lo vemos todo con otros ojos, con otro significado y entendiendo cuál es su verdadero propósito. Dejamos de luchar contra lo que juzgamos como malo y al verlo con otros ojos, se transforma por sí mismo. Imaginemos que podemos experimentar paz interior, sin depender de cuáles sean las circunstancias aparentes.
Puede parecer algo abstracto pero no lo es…

Entonces, ¿qué debemos hacer concretamente?
Se ha demostrado que para que una colectividad adopte un comportamiento, se requiere un número crítico de individuos que lo hagan. Se estima que es la raíz cuadrada del 1% de esa población.
Si hay cerca de 7.000 millones de humanos en el planeta hoy, el número crítico es poco más de 8.000 personas.
Basta con que 8.000 personas adopten un compromiso total de mantener su mente libre de juicios y pensamientos de ataque, y reemplazarlos por pensamientos de unidad y amor, eligiendo libremente ver el mundo de otra manera, cambiando sus pensamientos acerca de él, en vez de tratar de cambiar al mundo allí afuera.
Esta transformación nos compete a cada uno de nosotros como seres humanos.
Un pasaje de la Biblia dice que aquél que llame se le abrirá, y aquél que pida se le dará. Pues bien, no hay que preocuparse demasiado de qué hacer, sino aceptar que nuestro marco de referencia no nos ha hecho felices, estar dispuestos a soltarlo, y confiar en que las respuestas llegan cuando deseamos totalmente recibirlas.
Es en realidad más simple de lo que parece.
Estás dispuesto(a) a soltar y confiar?

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Yidaki Antonio Valenzuela

El DOLOR


La Búsqueda del placer y la evitación de dolor han sido tendencias muy arraigadas en animales y humanos. Sin embargo, este enfoque no ha conducido a la plena liberación y felicidad.
En relación a esta materia, comparto una charla dictada por Paul Lowe, un psicoterapeuta australiano con un profundo enfoque de la consciencia humana:

Algunos de ustedes pueden estar pensando que no quieren sentir dolor.
Tomémonos un momento para considerar esto. Cualquier cosa a la cual nos resistimos es dolorosa. El dolor es resistencia, es contracción. Es la vibración del “no”, del estar en contra. Cuando aceptamos algo, experimentaremos alegría. La alegría es aceptación y emana de la vibración del “sí”. La comodidad fluye cuando aceptamos. La incomodidad aparece cuando rechazamos. Es así de simple. Cuando aceptamos nuestra perturbación totalmente, ésta cambia y se transforma en otra cosa. Hemos desarrollado nuestra neurosis enfrentando nuestra vida, basándonos en el miedo a no sobrevivir. Desde esta creencia neurótica, cada uno de nosotros está diciendo: “Tiene que ser de esta manera, si no, no estaré bien. Tengo que ser tratado de cierta manera, visto de cierta manera o si no, me sentiré demasiado incómodo.” Esta es una actitud, no un hecho. Estamos demandando condiciones todo el tiempo. “Trátame de esta manera y estaré bien.” Pero si observas, tú nunca te sientes real y totalmente bien. Cuando operas desde este miedo y esta demanda, nunca estás profundamente satisfecho dentro de ti.
Cuando demandas que la existencia te trate tal cómo quieres ser tratado, en realidad es tu neurosis queriendo que las cosas sean a su manera. No eres tú. Te sugiero que te desconectes de tu neurosis y empieces a tomar responsabilidad por tu experiencia. Lo que sientes, es tuyo; no hay nadie a quien culpar. Si tienes rabia, esa es tu rabia. Alguien puede decir algo que te ofende y la persona sentada al lado tuyo no se molesta para nada por los comentarios. Lo que está siendo dicho, no es la fuente de tu angustia; tu incomodidad tiene que ver contigo y no tiene que ver con los otros. Cuando realmente te das cuenta de la profundidad de esto, estarás viviendo en un universo diferente- toda tu vida se transformará.
Tus reacciones no tienen nada que ver con otra gente. Tienen que ver contigo. Cuando no estás abierto, receptivo y permitiéndote lo que estás sintiendo, tiendes a reaccionar de modo inconsciente. Imagínate que alguien ha dicho algo peyorativo acerca del sexo opuesto y tú te enojas con esto.
Esto es acerca de ti mismo, no acerca de ellos; tú te has tomado algo personalmente. Por lo general, si tú te enojas, lo que ha sido dicho tiene alguna verdad para ti; normalmente no te perturbas cuando algo es falso por completo. Algo te ha tocado- pero tú quieres cambiar a la otra persona, quieres cambiar su opinión y su comportamiento, en vez de sentir lo que está ocurriendo contigo. Quieres cambiarlos para sentirte mejor.
Si realmente quieres que el cambio ocurra, necesitas experienciar de manera total lo que estás sintiendo en cada momento, necesitas estar presente con lo que está ocurriendo. No trates de cambiarlo, no trates de comprenderlo, no trates de trabajar sobre ello, no hagas terapia con ello. Simplemente siente lo que sientes. Hazte cargo de tu experiencia y cambiarás. El lugar dentro de ti que ha sido perturbado se equilibrará y se completará a sí mismo cuando lo permitas. Estamos desamparados. No hay nada que podamos hacer.
Estamos desamparados, pero no desesperanzados. Se convierte en algo desesperanzado en cuanto tratamos de cambiar algo y reconocemos que nada de lo que hacemos hace realmente una diferencia. Sin embargo, todo el tiempo estamos recibiendo ayuda. Estamos desamparados y siempre hay ayuda disponible, en cada momento. Cada pensamiento que tenemos, todo lo que ocurre en nuestras vidas, ofrece la posibilidad de apoyo.
Tu mente y la neurosis que en ella se origina, trabajan en la dualidad. Están constantemente clasificando lo que es confortable y lo que no lo es, lo que aceptarás y lo que rechazarás. Tu neurosis continúa diseñando tu vida por ti.
La neurosis, no obstante, no sabe lo que tú necesitas. Sólo sabe lo que ella quiere. Filtra cualquier cosa que no quiere, lo que es usualmente exactamente lo que necesitas. Si te molestas cuando alguien dice algo, en general necesitas escuchar eso, porque no estás claro o balanceado en esa área, y el malestar te puede alertar acerca de ello. Mira cuán seguido evitas la vida tal cual es, cuán seguido dices, “Quiero que sea diferente.” Cuando haces eso, estás demandando que la vida te trate de otra manera y esta demanda crea tu dolor.
Imaginémonos algunos ejemplos. Tu pareja te dice que se siente atraído por otra persona. Fase dos, ella va a pasar tiempo con esta otra persona. Fase tres, ella no va volver contigo. Fase cuatro, te empieza a decir todas las cosas que se ha guardado por los últimos diecisiete años que ha convivido contigo. Los sentimientos que probablemente vas a tener podrían ser llamados dolor e incomodidad, pero yo te estoy sugiriendo que son resistencia. No estás aceptando lo que es, y eso crea tu angustia. Te invito a que aceptes como hipótesis, que la existencia está siempre dándote lo que necesitas, en cada momento, para apoyar tu expansión. Pero porque nosotros le ponemos condiciones a la vida, es muy probable que no experimentemos todas estas oportunidades para volvernos más despiertos.
Tratamos de controlar a los otros, mandando mensajes de distintas maneras acerca de lo que a la gente le está permitido decirnos y no decirnos. Estamos viviendo en una existencia que nos nutre y nos apoya para movernos hacia las áreas en las que no estamos completos o en las cuales estamos fuera de balance- con el objeto de liberarnos. Y, sin embargo, seguimos resistiéndonos a esas situaciones. Persistimos en permitir que la neurosis escoja lo que nosotros creemos que nos hará sentir cómodos, a pesar de que en último término, igual no nos sentimos satisfechos en nuestras vidas.
La alternativa es reconocer que, en cualquier momento, esto es lo que nos está ocurriendo; podemos escoger estar con ello, y estar con lo que nosotros sentimos acerca de ello. No podemos hacer nada o controlar nada. Tan sólo podemos responder a este instante. La existencia continuamente nos manda lo que necesitamos. Todo lo necesario es estar aquí totalmente y nos moveremos hacia nuestro balance. La mayoría de nosotros está buscando por grandes saltos. Estamos esperando flashes de luz y signos de neón. No ocurre de esa manera. La posibilidad de despertar, de equilibrarnos, de sentirnos plenos, está aquí en cada momento. Lo que sea que nosotros pensemos, lo que sea que nosotros sintamos, lo que sea que nosotros hagamos, estamos obteniendo exactamente lo que necesitamos. Cuando nos hacemos a nosotros mismos disponibles a este instante, cuando vivimos en la vibración del “sí”, cada momento nos moverá hacia la libertad.
Vivir en el presente, para la mayoría de la gente, no es suficiente. No es lo suficientemente excitante; es demasiado vacío. No es lo suficientemente entretenido. Nuestros sentidos se han insensibilizado y ya no somos sensibles.
Cuando miramos una flor, realmente no la vemos. No escuchamos lo pájaros, no vemos la belleza. Nos hemos desensibilizado a nosotros mismos a tal extremo, que este momento parece aburrido. A medida que nos hacemos más conscientes, también nos hacemos más sensibles y más vivos y cada instante se vuelve algo más y más pleno. No se siente necesario ir al pasado, exigir que las cosas sean a nuestra manera o usar nuestra voluntad para que las cosas ocurran. No se siente necesario buscar o crear excitación. Simplemente empezamos a vivir cada momento como viene, incluso si se siente incómodo”.

Deja de estas palabras sean digeridas. Si quieres saber más de Paul, aquí está un enlace para su sitio web:
https://www.paullowe.org/




Recordando los Cuatro Acuerdos










En las tradiciones iniciáticas en general y en las culturas antiguas de América, encontramos mucha sabiduría sin fecha de vencimiento, que podemos aplicar a nuestras vidas presentes y futuras para ser personas más felices. Un ejemplo de ello es el pueblo Tolteca, que habitaba parte de lo que hoy se conoce como México.
Ellos creen que todo lo que vivimos es resultado de los acuerdos a los que hemos suscrito de manera más o menos consciente. Incluso aquellas cosas que nos perturban o no nos hacen felices, obedecen a ciertos acuerdos que nosotros mismos hemos tomado, y que seguimos sosteniendo sin necesitarlos más. Ahora bien, los acuerdos pueden cambiar y ser reemplazados por otros que preferimos más para nuestras vidas. Es una manera de decir "creencias". En definitiva, al abrigar una creencia, estamos de acuerdo con ella.
Se pone énfasis en que estos son acuerdos y no reglas o mandatos, pues no son imposiciones externas a nosotros. Son acuerdos que podemos tomar con nosotros mismos en orden a vivir más en paz. Es una decisión consciente.

He aquí una breve explicación - interpretación de los cuatro acuerdos Toltecas, con el poder de cambiar tu vida para bien, tan rápido como lo decidas.

Primer acuerdo: Sé impecable con tus palabras

Este se considera como el acuerdo más importante, y se refiere a tomar plena consciencia del poder creador de nuestras palabras. Sin darnos cuenta de este poder, utilizamos nuestra boca para hacer hechizos mágicos que no preferimos. Por ejemplo, si digo ”quiero bajar de peso”, estoy implicando el hecho de que primero debo estar alto en peso para luego poder bajar. Distinto es decir “quiero estar esbelto”. Somos poderosos magos creadores de realidad, mediante nuestras invocaciones en la palabra. Si no nos gusta lo que sucede en nuestras vidas, en primer lugar debemos tomar el 100% de responsabilidad por ello, pues nosotros estamos provocando lo que nos pasa por las palabras que utilizamos y las definiciones que damos a los hechos.
Ejemplos hay muchos: “siempre se me quedan las llaves”, “esta pega es difícil”, “no puedo”, “no tengo plata”,  “voy a tratar”, etcétera.
Esto nos invita a ESCUCHAR. Ya se mencionó la escucha profunda como componente clave para el trabajo colaborativo. Esta escucha se trata de escucharnos y prestar atención a nuestras propias palabras. Este solo ejercicio puede asombrarnos al descubrir cuán directa es la relación entre lo que nos sucede y qué palabras dijimos antes de que ello ocurriera. De esta manera podemos ir corrigiendo nuestras palabras y así ponerlas al servicio de crear las realidades que sí preferimos.

Segundo acuerdo: no hagas suposiciones.

Hacer suposiciones es una facultad de la mente que en sí misma no tiene nada de problemático. Sin embargo, es común olvidar que es una suposición y la damos por hecho. Ahí es cuando la realidad nos suele sorprender con sucesos distintos a lo supuesto, lo cual genera mucho sufrimiento innecesario. Es por ello que el sabio no hace suposiciones.
Una forma de aplicar este acuerdo es hacer preguntas, y muchas veces nos damos cuenta de que estábamos haciendo  una suposición al escuchar la respuesta.
Este acuerdo también nos invita a poner atención a nuestras expectativas sobre como deberían ser las cosas. Las expectativas son suposiciones.

Tercer acuerdo: no te tomes nada personalmente:

Este acuerdo se deriva del anterior, y se refiere a que lo que los otros dicen o hacen no tiene que ver contigo, tiene que ver con ellos. Cuando aplicamos este acuerdo, no podemos ofendernos, y si nos estamos sintiendo ofendidos, es porque hemos tomado algo personalmente. Nada es personal, pues no existe ninguna persona; son las fuerzas de la situación y los designios del creador las que actúan a través de las “personas”. Si alguien actúa de una manera que me hace sentir incómodo, puede ser algo necesario para un plan mucho mayor. Si no me tomo nada personal, dejo de sentir que soy demasiado importante y permito que la vida siga su curso.

Cuarto acuerdo: haz siempre tu mejor esfuerzo:

También se puede encontrar este acuerdo como “haz siempre tu máximo esfuerzo”. Máximo, o mejor, la idea es la de actuar al máximo y mejor de nuestra capacidad y habilidad en cada situación, con CERO expectativa, suposición o insistencia en un particular resultado. Esto también nos invita a soltar nuestra idea de lo que es correcto y perfecto, y confiar en que Dios tiene mejores planes que los nuestros. Por ello hacemos nuestro mejor esfuerzo en cada momento y los resultados se los confiamos a la creación. Todos los acuerdos están conectados, por lo cual, si los resultados no son los que quería, soy aun más impecable con mis palabras.

*El Dr. Miguel Ruiz, tras una larga investigación de esta cultura, escribió un libro llamado Los Cuatro Acuerdos, en donde expone detalladamente cada uno de los Acuerdos, para quienes deseen más profundidad en la información.